Ecuador demuestra que tiene la capacidad para embarcarse a la nueva era tecnológica. Empresas de EE. UU. y otros países automatizan procesos con soluciones locales.
La empresa californiana Growers Transplanting INC de a poco prescinde de la mano del hombre. Los más de 500.000 metros cuadrados de cultivos de frutilla, que se cosechan al año, hoy son monitoreados con tarjetas electrónicas, que pueden acumular data relacionada a la luminosidad del ambiente y la humedad y la temperatura del suelo, para con ello analizarla y automatizar ciertos procesos. Es una solución tecnológica que prueban desde junio y que proviene de mentes ecuatorianas.
No será la única empresa en California (EE. UU.) en usarlas; a finales de este mes, otras industrias de Miami harán lo mismo cuando Yubox empiece el despacho internacional de sus primeras tarjetas Yubox Node, el fruto de aquel emprendimiento que el guayaquileño, Edgar Landívar inició hace 3 años, cuando buscaba la forma de embarcar a su empresa en la era tecnológica. “Cuando trabajas con tecnología tienes que trabajar pensando en el futuro. Nosotros supimos que IOT (el internet de las cosas) era lo que iba a estar necesitándose”.
Yubox es el ejemplo fehaciente de lo que algunas empresas ecuatorianas están logrando dentro de un contexto global en el que se habla del arribo de la cuarta revolución industrial, hoy también conocida como Industria 4.0. No obstante, son negocios que, en su mayoría, buscan réditos afuera y que poco llegan a aprovecharse dentro del país. Lamentablemente, dice Landívar, “somos un mercado pequeño y poco o nada tecnificado”, donde además no se ha venido trabajando en un ecosistema que permita a las empresas crecer en este ámbito y generar las nuevas plazas de empleo que debieran sustituir al trabajo tradicional que, se dice, el arribo de una mayor tecnología irá matando. Para 2020, según una investigación del Foro Económico Mundial, se estima que unos 7 millones de empleos habrán desaparecido debido a la transformación digital.
Esa realidad, coincide Andrés Burbano, presidente de Citec (Cámara de Innovación y Tecnología de Ecuador) debe empezar a cambiar, sobre todo si el país demuestra tener la materia gris. Pone como ejemplo otros casos de éxitos. En su lista están firmas como Cobiscorp que ha venido ganando reconocimiento internacional con la exportación de soluciones transaccionales para la banca o Shipify, la creadora de una plataforma, que ha llegado a posicionarse como un Uber para el transporte de mercadería. Talento, reitera, existe, pero lo que hay que buscar es la forma en cómo se lo capitaliza.
Burbano cree que “se debe buscar la forma de atraer importante inversión extranjera a este campo que genere una transferencia de conocimiento. Las casas matrices importantes de Google, de Facebook, Uber, están en Colombia. ¿Por qué no están acá? Cree que eso se da porque en vez de aplicarse incentivos, se están imponiendo políticas restrictiva que poco impulsan al sector. La exigencia que rige en el país para que el sector público solo adquiera software libre, dice, es un ejemplo. Eso, y la inestabilidad económica, viene generando un retroceso en el sector. En el 2014, la Industria de la Tecnología de la Información llegó a mover más de $ 2.000 millones, hoy esa dinámica alcanza los $ 1.500 millones.
El ecosistema, dice Landívar, también debe madurar por el lado de las facilidades de hallar mano de obra calificada, y en eso, las universidades del país tienen una tarea pendiente. “Hoy, si quiero hacer un producto, no encuentro quién me lo haga, quién me fabrique ni siquiera una caja plástica. No hay la facilidad para producir”, dice. En su caso, Yubox tuvo que importar elementos que no existen en el país para diseñar sus tarjetas, y más tarde ensamblarlas en China. Pero Landívar, cree que si va a apostar por esta industria, ese no debe ser el objetivo final. El país, dice, debe diseñar un plan que impulse, de a poco, una producción local que genere trabajo. Por ello, contempla montar a fines de este año una pequeña factoría para empezar a ensamblar en Guayaquil sus tarjetas. Serán 8 modelos. Si bien la primera apunta a dar soluciones al agro y al sector acuícola, la siguiente (la Yubox Companion) estará destinada al sector industrial. Los primeros prototipos ya se prueban en empresas como Toni y Fadesa. Allí las tarjetas ayudan a monitorear e identificar la ubicación de montacargas.
Caterina Costa, presidenta de la Cámara de Industria de Guayaquil (CIG), habla de la necesidad de inyectar mayor conocimiento a este sector y, en ello, la academia también debe cumplir un rol fundamental. No solo promoviendo nuevas carreras tecnológicas que preparen al nuevo profesional, sino logrando que cada investigación aplicada que se realiza no muera en libros y textos, sino que logre ser usada por las empresas.
Si el país aspira a mejorar sus niveles de competitividad, dice Costa, embarcarse a la Industria 4.0 no debe ser opcional, y las cifras oficiales dicen que aún queda mucho por hacer. “Si revisamos indicadores globables como el índice de competitividad global vemos que nuestro puntaje es 32 sobre 100, frente a países como Chile, que alcanzan un 41,3. Cuando se nos dice qué estamos haciendo mal, entonces allí saltan las deficiencias en temas de políticas públicas y otros ligados justamente a temas de tecnología”.
7 millones de empleos tenderán a desaparecer desde el 2020, con el arribo de mayores tecnologías, según el Foro Mundial.

El mercado regional es un buen inicio
El conocimiento y el talento que el país tiene en el campo tecnológico lo llevó ya en los años 70 a convertirse en un pionero en la oferta de soluciones de software para la banca latinoamericana. Hoy, ese antecedente, sirve de inspiración para creer que el logro puede volver a repetirse.
Esa fe es la que tiene Edgar Landívar. Trabajando en los frentes que se debe trabajar: preparación de mano de obra e incentivos para las empresas, dice, se puede hacer de este negocio, una industria de exportación. Competir con otros países que dominan el mercado global como EE. UU. o China por tener bajos costos de producción, sería una tarea titánica, por ello sugiere que apuntar por mercados intermediarios es un buen inicio. “Latinoamérica debe ser un mercado que puede ser nuestra primera parada. No existe la barrera del idioma, existen también facilidades de comercio por el Pacto Andino, que haría que nuestros productos empiecen a ser exportados sin tener que pagar impuestos”.
Apuntar a mercados intermedios fue su estrategia en 1999, tras fundar su empresa PaloSanto Solutions. México y otros mercados regionales le abrieron las puertas para empezar a internacionalizar Elastix, un servidor de comunicaciones unificadas que lo llevó a catapultarse en este mercado de innovación. Llegó a abrir oficinas en Europa.
Lo mismo busca hacer con Yubox. El plan es hallar distribuidores para fines de año empezar a exportar a Argentina, México, Nueva York y España. Es un sueño que plasma en equipo. Su emprendimiento ya es un negocio que viene empleando a una veintena de profesionales como ingenieros electrónicos, ingenieros mecánicos, expertos en microprocesadores e ingenieros en software con experiencia en captura y análisis de datos.
Fuente: Expreso