Tres consorcios han manifestado interés en la construcción de la Refinería de Manabí, en el este de Ecuador, que será licitada en pocas semanas, anunció en Viena el ministro ecuatoriano de Comercio Exterior e Inversiones, Pablo Campana.
«Puedo decir que en esos tres consorcios hay bastante apetito por el proyecto», dijo Campana tras concluir en la capital austríaca una ronda de conversaciones con diversas compañías.
En los encuentros, celebrados durante el Séptimo Seminario Internacional de la Organización de Países Exportadores de Petróleo(OPEP), participó también el ministro de Hidrocarburos, Carlos Pérez.
Campana especificó que uno de los consorcios interesados es la Corporación Nacional de Petróleos de China (CNPC), mientras que otro grupo está integrado por las empresas públicas de la India ONGC, Indian Oil Corporation, Hindustan Petroleum y Bharat Petroleum.
El tercer «holding» lo componen Baker Hugues, Petrofac, CDC International, Hyundai, SK, Daiwoo y Samsung.
Todos ellos «han validado su interés de invertir en la Refinería de Manabí entre 8.000 a 10.000 millones de dólares en Ecuador», aseguró Campana.
Precisó que el plan es conceder una concesión por 20 a 25 años, tras adjudicarse el proyecto mediante una licitación pública que se prevé salga en el plazo de un mes.
«Si bien es cierto que la ley en Ecuador nos permite adjudicar un proyecto de Estado a Estado cuando son empresas estatales, por la magnitud del proyecto preferimos darle la transparencia como corresponde y hacer una licitación», que naturalmente estará abierta a todo interesado, explicó el ministro.
En este contexto, resaltó que la refinería de Manabí, que deberá procesar unos 300.000 barriles diarios de productos petrolíferos, «es el proyecto más grande de Sudamérica en estos momentos».
Bajo el nombre de Refinería del Pacífico, había sido iniciado y luego interrumpido por el anterior gobierno de Rafael Correa.
El actual presidente, Lenín Moreno, espera ahora rescatarlo y evitar así que se pierdan los 1.500 millones de dólares que ha invertido ya el Estado ecuatoriano.
Fuente: El Telégrafo