El PIB creció más de lo previsto en cuatro de los últimos cinco años. lncluso en tiempos de crisis
Ecuador lidiaba con el segundo año de profunda crisis petrolera cuando, en septiembre de 2016, el Fondo Monetario Internacional pronosticó que no saldría del hoyo durante cinco años. Apenas un año y medio después, el mismo organismo habla de una economía en crecimiento. El Producto Interno Bruto de 2017, según la estimación del FMI, se expandió un 2,7 %, cuando antes, había previsto la misma cifra precedida del signo negativo.
El desfase entre las previsiones de los organismos multilaterales y el comportamiento final de las economías se ha puesto en entredicho esta semana en el Foro Económico Mundial de Davos, el mismo mes en que el Banco Mundial sorprendía a todos con la polémica de si se alteró o no, por razones políticas, el ranking de países para hacer negocios.
La economista británica Diane Coyle, de la Universidad de Manchester, apunta a las carencias de considerar el comportamiento del PIB para valorar el crecimiento de un país. No incluye variables como el oneroso mercado negro, la educación, las aptitudes personales, el “capital intangible” que suponen los datos o las patentes, la calidad medioambiental ni las nuevas tecnologías.
Al FMI no le sirvieron las variables económicas sobre Ecuador para atinar sobre cómo se comportaría la economía. En los últimos 5 años, solo la previsión de 2014 coincidió con el ejercicio económico.
El organismo no ha explicado a EXPRESO a qué se deben desfases tan abultados ni cómo se realizan las estimaciones.
Para el profesor de la Universidad San Francisco de Quito, Luis Espinosa Goded, no hay manera de acertar más que el azar cuando se habla del futuro. “Hay economistas gastando mucho de su tiempo para averiguar lo que, por definición, es incognoscible”. Ese descrédito a las previsiones, razona, es el mismo que manejan los inversores. De manera que una cifra más o menos acertada no tiene por qué perjudicar al atractivo del país a la hora de recibir capitales extranjeros. “Ningún inversor medianamente serio se va a quedar solo con los datos del Banco Central, por ejemplo. Cuando un inversor toma una decisión, tiene en cuenta muchas cuestiones. Puede tener cierta influencia, pero no es definitorio. No es definitivo”.
Para David Castellanos, analista de Pulso Económico, el panorama es distinto. “Las empresas que tenían pensado expandir sus negocios, se lo pensaron al saber que Ecuador recién saldría de la recesión en 2022 y que no habría mayor consumo. No era la mejor época para entrar a competir”.
La explicación al desfase de cifras
“No tenía suficientes datos”
“La corrección de 2017 es bastante fuerte. Es válido indicar que el FMI no tuvo el suficiente acceso a variables de información, entre ellas, una que es imposible de prever: cuánto va a endeudarse una economía. Entre 2016 y 2017, Ecuador accedió a 10.000 millones adicionales”, comenta David Castellanos, de Pulso Económico, como explicación al desajuste del FMI.
“Es como el horóscopo”
“En las previsiones, hay mucha econometría y mucho modelo, pero el futuro es incognoscible. Soy muy crítico, porque el futuro no se puede predecir y eso es simplemente jugar al horóscopo. Tiene la misma validez. Aunque los que hacen el horóscopo son menos pretenciosos y más divertidos”, ironiza Luis Espinosa Goded, profesor de la Universidad San Francisco de Quito.
Fuente: Expreso