Hasta hace algunos años, la evolución de los lubricantes se orientaba hacia la búsqueda de una mayor eficiencia en la limpieza del motor, la minimización del desgaste de los componentes internos y la ampliación de los intervalos de cambio. No obstante, en años recientes la investigación y el desarrollo también se han enfocado en el cuidado del medioambiente.
Los fabricantes reciben pedidos de las casas automovilísticas para desarrollar lubricantes que trabajen en conjunto con los sistemas de tratamiento de emisiones, que contribuyan a la economía de combustible y también que sean compatibles con los biocombustibles.
Por ello, en el caso de los aceites minerales, actualmente se trabaja sobre la base de derivados del petróleo más puros, con un alto grado de refinación, que garanticen un rendimiento más eficiente y más amigable con el entorno.
Desde hace algunos años, la tendencia de la industria se orienta a que los lubricantes sean de muy baja viscosidad para que puedan fluir de mejor manera en el interior de los motores actuales, más pequeños y eficientes.
Además, con los niveles de tráfico de las grandes ciudades, los conductores demandan de sus vehículos una mejor reacción de aceleración en arranques frecuentes y esperan una entrega de torque y potencia inmediata, a lo cual contribuye la ágil circulación del lubricante, que a su vez protege las partes críticas del motor en situaciones de conducción muy exigentes.
Una de las más recientes innovaciones en materia de lubricantes es la creación de aceites sintéticos a base de gas natural, los cuales ofrecen un alto grado de pureza de la que se derivan múltiples beneficios para el motor.
Fuente: Diario El Comercio.